jueves, 30 de agosto de 2018

Primero Soy, luego escribo

Las letras no salen, las palabras no se construyen y mucho menos la oración tiene sentido.  Por qué será que viene la sequía y la historia no se narra, el anhelo no se escribe, la pluma se seca y la página queda vacía?

Escribo y el devenir de las ideas comienza a enloquecer mi mente silente y abrumada.  Comienzo a revisar donde estoy y la vida me responde, donde tú has querido estar. Ciertamente, hay un anhelo por escribir y vaciarme de ilusiones vanas y comenzar a trabajar en la real manifestación de una nueva realidad, creada por mi y asistida, indudablemente más allá de mi comprensión.  Los gritos y sus ecos encuentran resonancia y placer en mi, desde adentro, el alma clama libertad y le exige a la mente que haga silencio y exhorta al corazón a que se aventure. 

Todo lo que viene del alma, y pasa por el corazón lleva un aire indetenible de voluntad, que es tan fuerte que si yo quiero, el que me creó también quiere, por que Él me abre las puertas de la conciencia y la mente entra en acción, edificando lo que el sueño se niega a abandonar.

Escribir, si, simple y concreto. Escribir es un placer que atrapa en un mundo de ideas, aventuras sobresaltos, timidez, absurdos y desenfados. Y tratando de asimilarlo, para poder mantenerme en esa sensación placentera me doy cuenta que Soy!

Me toca incluirte hábito después de Ser, para luego escribir. Las narrativas absurdas, van descubriéndome tantas cosas del Ser, que decidí escribirlas para que yo cuando las lea me encuentre y me aventure a darle rienda suelta al place de escribir.

Así que amiga sequía, la lluvia comenzó y el cielo se abrió para que la esencia de todo lo creado se haga visible en todos mis sentidos, y pueda dejar plasmado en el papel las letras que construyen historias repletas de oraciones, usando la tinta que pone el alma y de pluma el corazón.




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